martes, enero 11

LA INVENCIÓN Y LA SORPRESA CONVERSACIÓN CON OSCAR NIEMEYER

ENTREVISTA A OSCAR NIEMEYER



La invención y la sorpresa



Conversación con Oscar Niemeyer
Paloma Vera y Ciro Pirondi
Publicada en Arquine 49: Sao Paulo



La arquitectura no basta. Eso es lo que dice Oscar Niemeyer a sus 101 años. Lúcido, con una memoria excepcional, hablando de los 50 proyectos que ha hecho en los últimos 10 años, riendo y haciendo reír, con su ironía y su crítica, expresa su principal preocupación: lograr una sociedad más justa para todos. Tomar la arquitectura por asalto. Así, el pasado abril, Oscar Niemeyer ocupó el edificio que será el Memorial Roberto Silveira —futuro centro histórico e iconográfico—, en el conjunto del Camino Niemeyer, en Niteroi. Hoy sólo hay tres edificios construidos (todavía en obra negra) de los nueve que tendrá el conjunto. Tras años en que la obra no avanzaba significativamente, Niemeyer decidió ocupar el edificio e instalar un anexo de su despacho adonde irá a trabajar una vez por semana. Llamó al alcalde para informarle de su decisión y obligó a que la obra del Memorial se terminara a marchas forzadas. El día de la inauguración todavía olía a pintura, pero el edificio empezó a funcionar. Más tarde, en esta conversación, confesó: “Yo llamé para avisarle y el alcalde estaba muy entusiasmado con la noticia”.



Nos gustaría que empezaras hablando de la creatividad y la innovación.

[Se ríe] La arquitectura es un pretexto para hablar de cualquier cosa. La gente discute de arquitectura y yo creo que la arquitectura no basta. Lo que falta en Brasil es la lectura. Los arquitectos, los médicos, nadie lee nada. Todos salen a la vida como especialistas. Alguien habla sólo de medicina, el otro sólo de arquitectura, pero no están capacitados ni en condiciones de ayudar para construir un mundo mejor, más justo. La vida es mucho más importante que la arquitectura.
Aquí, en el estudio, hacemos una revista que trata de todo. No es de fotografía o de arquitectura, es de filosofía, literatura, política y siempre lleva insertos textos de poesía. Entonces quien lee eso, sin querer, se va interesando.



¿Y la invención?

Nosotros queremos hacer una arquitectura que provoque sorpresa. La arquitectura es invención. No existe arquitectura antigua ni moderna, existe buena y mala arquitectura. La arquitectura debe caminar en el sentido de la obra de arte, que para ser buena debe crear emoción, asombro. Una arquitectura que se recuerde, que sea diferente, dentro de lo posible, sin afectar el programa, porque eso se debe respetar. A veces hacemos apoyos menores, o quitamos algunos, y la arquitectura se vuelve más audaz y los espacios más generosos, con formas diferentes, pero siempre en función de la técnica.
Ahora estamos haciendo un estadio con vigas de 200 metros que cubren todo el espacio. El concreto ofrece muchas cosas. Creo que cada arquitecto debe tener su propia arquitectura. Me gusta mucho el trabajo de Paulo Mendes da Rocha. Él ya encontró el tema de la estructura, procurar el claro mayor. El concreto es muy generoso y permite todas las soluciones.



¿Qué es más importante para los jóvenes, que tengan una mirada fresca o la acumulación de experiencia?


Para el joven, lo importante es que lea, que lea cualquier cosa. Así va a acabar encontrando su camino. No creo que deba ser un especialista. Necesita saber que la vida es injusta, que se necesitan hombres más fraternales, que tengan conocimientos de ciencia. La ciencia hace que todos nos sintamos mejor. Si miras el cosmos, te das cuenta de que somos tan pequeños… Entonces tienes que ser modesto. Primero es la vida, ¿no? Los hombres deben sentir que están en el mismo barco, para luchar. El ser humano está desprotegido. ¿Pensar que somos dueños del mundo? Lo que genera libertad es no separarse del poder de la imaginación y de la invención.
Diseñé el proyecto de una plaza para Brasilia, porque la que existe está frente a una estación de autobuses. Es una capital y cuando entras te debes llevar una idea de la importancia del país, de la imaginación de su gente. Una plaza que atravieses y que no olvides nunca, monumental. ¿Estoy hablando de más?



No. [Risas]


Hablo de cómo debe ser la ciudad. Es una tontería que las modificaciones surjan y no se utilicen. Si Río de Janeiro se hubiera demolido, el alcalde Passos no hubiera podido hacer la avenida Río Branco, que corta el país de lado a lado. Me acuerdo de cuando Le Corbusier vino a Brasil y le expliqué esa solución con cuidado, se quedó impresionado. París fue modificada por Haussmann, al crear aquellas avenidas enormes. En España, las ciudades fueron avanzando hacia el mar, tendencia natural de todas las ciudades que sufrieron modificaciones. ¿Quién va a modificar el urbanismo de nuestras ciudades? ¿Quién va a luchar contra el calor que está aumentando, con el mar que está subiendo, contra ese clima que amenaza con un cataclismo? De un momento a otro van a pasar tantas cosas, estamos encima de una bola… La tierra sólo tiene 10 kilómetros de espesor en la corteza y se acabó; debajo es fuego. No son fantasías, todas estas cosas pueden suceder. La ciencia y el hombre van a hacer que el mundo camine hacia una sociedad mejor.




¿Crees que todo arquitecto debería tener su propia arquitectura?

Sí, pero no es posible. Acepto la evolución de la arquitectura; me gustan tanto Le Corbusier como Mies Van der Rohe. Lo que hace Paulinho, la línea recta, está muy bien. Es el camino que él prefiere. Yo siempre hice unos diseños de curvas, pensando que era posible. Tenía que dar fe de que el concreto lo puede todo.

Lo que queremos en la arquitectura es que el mundo evolucione. Actuar de manera simple, que todos lleguen a ser iguales. Las grandes construcciones humanas van a ser mejores cuando todos puedan participar. Hoy la gente trabaja para el hombre de dinero o para el gobierno. Los trabajos no tienen ningún sentido social, pero los tienes que hacer igual…



¿Cuando piensas en nuevos proyectos, todavía arriesgas?

Lógico, lógico. De los diseños sale la arquitectura, son diseños de la cabeza. Hay proyectos que, cuando voy al restirador, ya sé lo que quiero. El otro día hice un monumento para Darcy Ribeiro. Ya tenía todo estudiado [risas]. Era una cosa simple. Fui a dibujarlo directamente. Lo que el arquitecto ve, ya sabe cómo va a ser. Sabes cuando el techo debe ser más alto. Incluso imaginas la obra de arte dentro del espacio. Mi postura es no molestar a la naturaleza. Creo que es una guía para hacer una arquitectura diferente. En mi casa dispuse los cuartos abajo y nivelé el terreno para que encima quedaran las salas. La arquitectura depende del terreno, de lo que tiene alrededor, del clima. Todo tiene que respetarse.

En el museo de Niteroi sucede eso, su implantación es naturaleza. Parece que los edificios siempre han estado ahí.

Ellos se adaptan, aquí o allá. Toda la naturaleza lleva a una arquitectura diferente. Cuando el terreno es más difícil, a veces queda tan modificado que mejora.



La plaza que hiciste en el auditorio de Ravenna, en Italia, que entra por la lateral, es una cosa inédita…

Era un peñasco y en la cima estaba el terreno. Ahí arriba tenía que hacer un teatrito, y lo hice en un ascenso vertical. El sujeto aparece adentro del teatro. Entonces no vi la arquitectura; diseñé la entrada al final del terreno porque era muy extenso. El sujeto tiene que caminar y penetrar en la arquitectura; son esas cosas en las que hay que pensar.

Les voy a mostrar un libro sobre los últimos 10 años de mi trabajo. ¡Tanto trabajo! Son 50 proyectos. ¡50 proyectos! Son proyectos inmensos.
El estadio tiene una cubierta que cubre el campo de futbol, de 200 metros de largo. La historia es así: llamé al calculista, fui a conversar con él, no tenía problema estructural alguno, sólo mantener la elegancia de la cubierta. Eso era lo que tenía que discutir con él.
Éste es un memorial. El encuentro de las aguas, en Manaos, del Río Negro con el Río Solimões. Uno tiene agua amarilla y el otro agua oscura.
Éste proyecto es una plaza en São Luís Maranhão. Tiene un terreno vacío del otro lado. Entonces hice una rampa que liga una plaza con la otra. Así duplicamos la plaza.

Este teatro lo hicimos en España. Tiene una cúpula de 80 metros de diámetro con unos mezzanines colgados, una rampa. Sobrecargué mucho el cálculo. Es una muestra de lo que se puede hacer con el concreto armado. ¿Saben en cuánto tiempo se levantó? En un día [risas]. Me quedé asombrado. Es un sistema nuevo, con una forma inflable de PVC que se levanta y da la forma. En el interior sólo hay que aplanar. En cambio, la parte externa queda lista en tres horas y ya no cambia el acabado aparente. Después, sólo hay que pintar. Seguramente va a llevar más tiempo pintarla que construirla.
Ésta es una torre en Natal, en el norte. Tiene 50 metros de altura. Subes y te impresionas con la vista, tanto, que en Niteroi vamos a hacer lo mismo, porque la bahía de Guanabara es fantástica, ¿no creen? El sujeto no va a subir al Corcovado para ver la bahía; va a subir a la torre para ver toda la bahía, mientras come.

Esta obra está en fase de proyecto ejecutivo. Es una sala de conciertos en Rosario, Argentina. Es fácil de explicar: tiene la curva suave de la platea y otra curva más alta para el palco, que pide más altura. De ahí sale su forma.
Éste es un museo de la Fórmula 1, frente al Autódromo de São Paulo. Cuando esté funcionando, los automóviles darán vueltas. Es un museo en movimiento.



Es mucho trabajo. ¿Cuándo descansas?

Trabajando… Ando de parlanchín por aquí.

Si tuvieses que dar un consejo: ¿cuál sería?

Una vez me preguntaron: Oscar, ¿y la vida? Dije: mujer al lado y que sea lo que dios quiera… [risas]. La mujer es fundamental, como decía Darcy Ribeiro. La vida depende de la suerte. Yo tuve suerte, otros no la tienen. Recuerdo a João Saldaña, que decía siempre: “Yo no consigo seguir un camino, quiero hacer una cosa y el destino me lleva para otro lado.” De modo que lo importante es la mujer, la mujer al lado [se ríe].

¿Y el humor?

El humor y la alegría son importantes. Nosotros no tenemos la menor importancia. Estamos soñando, el tiempo es corto. La vida es una mierda [se ríe], pero la gente tiene que vivir.

Post original en Arquine

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